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ROMANCES

ROMANCES

Análisis musical.
Encontramos multitud de romances con melodía propia. “La pobre Adela”, “El Conde Flores” o “Llaman a la puerta madre” son algunos ejemplos. No obstante, en casi todas las islas aparecen melodías recurrentes que atienden a diversos géneros como los romances o los cantos de trabajo. En el caso de La Palma quedó muy bien registrada la melodía del romance “La Serrana”, que también observamos en La Meda (un romance improvisado en base a un pie fijo), y en algunos cantos de trabajo. El acompañamiento de los romances palmeros solía ser ternario, la instrumentación sencilla (a menudo cotidiófonos), la melodía breve y jónica, y la textura del coro homofónica y con tendencia al unísono. El caso de la isla de La Gomera es algo más complejo. El acompañamiento instrumental queda a cargo de chácaras y tambores, los cuales llevan a cabo un discurso polirrítmico en torno a un compás que amalgama un 2/4 y un 4/4 con dos partes débiles, tres fuertes y una en silencio. La melodía normalmente es frigia (en ocasiones jónica o mixolidia), y la variedad y riqueza de sus inflexiones se nos antoja inabarcable. Más allá de la ya tradicional taxonomía toponímica de las versiones, cabría hablar de melodías de romances por familias o por informantes si cabe. Léase “Tambor gomero y oralidad, diálogo con los herederos” de José Ángel López Viera (2003) para profundizar en la cuestión.

Historia.
El romance es en realidad un género literario medieval que en Canarias encuentra un fértil sustrato, de ahí la multitud de ejemplos registrados en todas las islas. Transmitidos oralmente por los mayores o improvisados cuando procedía orlar un acontecimiento reseñable, los romances dejaron registrado el sentir de los paisanos al respecto de multitud temas y eventos históricos. Por tanto, además de un corpus cultural de exquisita variedad y extensión, el romancero canario es en sí mismo una fuente histórica de incalculable valor que ha sido analizada por los académicos desde el período romántico. El irregular proceso de musicalización de dichas composiciones estróficas unido a la partición del territorio del archipiélago da lugar a un nutridísimo abanico de melodías, ensambles y expresiones a lo largo y ancho de nuestra geografía.

Apunte antropológico.
En el medio rural canario el romancero se significa muy tempranamente con la intelectualidad y la sabiduría. No en vano, el romanceador o la romanceadora solía ser de avanzada edad, y acostumbraba a entonar o declamar las estrofas que brotaban de su memoria rodeado de su paisanaje, que recogía el testigo para continuar con la difusión. En función del argumento distinguimos dos tipos de romance: los romances-cuento (en los que lo más importante es la narración) y los romances-escena (cuyo factor dominante es el lirismo que envuelve al tema en cuestión). Ambos tipos fueron musicalizados. Las temáticas predominantes son el amor, la muerte, la ética y la religión; aunque también destacan aquellos que abordan un hecho célebre antiguo o reciente. Es así que constatamos que más allá de su función artística, el romancero desempeña un papel crucial en la transmisión de información.

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