SANTO DOMINGO
SANTO DOMINGO (GRAN CANARIA)
Análisis musical
Es este un género muy animado y de enérgica danza. Conocemos con seguridad al menos dos variantes, una más generalizada en la geografía grancanaria y otra aparentemente más restringida a la comarca sureste, especialmente a la Villa de Agüimes. La primera se encuentra en el compás de 3/4, y transcurre a una velocidad que ronda los 180bpm. Al ahondar en la hemeroteca observamos que esta pieza tonal se hacía antiguamente en Re mayor, a veces en Sol mayor. Es a partir de la década de los cincuenta, coincidiendo con el auge de los coros mixtos y de los certámenes de Coros y Danzas, que veremos una más que habitual modulación entre estas dos tonalidades, un claro paralelismo con la variante tinerfeña. En la actualidad parece haberse estandarizado el uso de Re mayor para la sección solista y Sol mayor para la sección coral. El esquema formal suele consistir en una introducción instrumental exclusivamente melódica a la que sigue otra introducción con todos los instrumentos. En la misma tonalidad el/la solista entona dos coplas de cuatro versos pentasílabos (ocasionalmente tetrasílabos) dentro del esquema armónico IV – I – V – I. A continuación, usando los mismos grados, se modula a Sol mayor donde el coro interpreta las siguientes dos coplas. Esta estructura en ocasiones se presenta invertida. El texto es absolutamente lineal, es decir, no repite ninguna estrofa a modo de estribillo. A nivel textural observaremos lo mismo que en cualquier género de cuerdas: voces, instrumentos de plectro, guitarras, timples, percusión, etc. La segunda variante, que llamaremos “de Agüimes” es bastante diferente. Aunque se mantiene el compás, la prosodia es notablemente más lenta (en torno a los 90 bpm), lo cual le otorga un carácter calmado que recuerda a un vals o mazurca. La primera sección suele recaer en una solista femenina, la segunda en el coro. En ambas encontraremos dos estrofas de cuatro versos pentasílabos construidas sobre el esquema armónico IV – I – V – I. En la tercera sección se estrena material temático con una melodía ascendente sobre el esquema V – I – V – I. Toda esta estructura se repetirá dos o tres veces. A nivel textual y textural no observamos diferencias con la primera variante.
Historia
Santo Domingo de La Calzada,
llévame a misa de madrugada.
Paloma (gallina) blanca, pluma amarilla,
tú me das muerte, yo te doy vida.
Cuenta la leyenda que un joven alemán peregrinaba en dirección a Santiago de Compostela en compañía de sus padres. En su necesaria parada en Santo Domingo de La Calzada, este recibió una lujuriosa proposición de una moza que, tras ser rechazada, decidió esconder en secreto una copa de plata entre las pertenencias del joven, para más tarde denunciarlo y condenarlo así a la pena capital. Por mediación de Santo Domingo de La Calzada (Abraham de La Rioja) este sobrevivió varios días a la horca, siendo finalmente perdonado por la evidente intervención divina. Cuando las noticias llegaron al corregidor, que se disponía a comer una gallina y un gallo asados, este proclamó: "Ese mancebo ha de estar tan vivo como estas aves que me dispongo a comer"... y acto seguido los animales cobraron vida y saltaron del plato entonando sus guturales sonidos. He ahí que, en alusión a este milagro, se cante en muchas regiones la copla que encabeza este escrito, siendo también habitual en otras regiones la estrofa “Santo Domingo de La Calzada, / donde cantó la gallina después de asada”. Más allá de la curiosa leyenda detrás de la copla, el arraigo que logra el género musical del Santo Domingo en Canarias da buena cuenta de la importante labor evangelizadora que llevó a cabo esta orden desde las primeras fases de la conquista del archipiélago, momento en el que esta pieza irrumpiría en el saber colectivo de las gentes que hoyaban las islas. Tenemos constancia de diversas variantes en Tenerife, Fuerteventura, La Gomera, Lanzarote y Gran Canaria, todas diferentes entre sí. Además, existen dos tonadas a las que también se las denomina Santo Domingo en El Hierro (Baile de La Virgen) y en La Palma (Jila-jila o escarmenado), que si antaño tuvieron texto alusivo al santo debieron perderlo. En el análisis musical de cada variante daremos un apunte musicológico de cada una. Como dato curioso, aún hoy es posible ver una pareja de estos animales enjaulada en la catedral de Santo Domingo de La Calzada (La Rioja), una reminiscencia al milagro que siglos atrás conmoviera el norte peninsular.
Apunte antropológico.
En su origen el Santo Domingo estaría entendido dentro de la práctica ritual, probablemente en lo que se conoce como paraliturgia, es decir, un conjunto de expresiones ligadas a la religión, pero concebidas o realizadas por ejecutantes no pertenecientes al clero. En Tenerife al principio estaría ligado a la Pascua de Navidad, para más tarde popularizarse entre los intérpretes de cuerdas. En Lanzarote, en cambio, permanecería en el repertorio de los Ranchos de Pascua. Lo mismo ocurre con la variante del Rancho de Ánimas de Tiscamanita, más orientado al Día de Todos Los Santos. En la Gomera el género se instaura relativamente tarde, posiblemente a mediados del siglo XIX, y curiosamente pasa de ser un género de cuerda a interpretarse con chácaras y tambores. En aquella isla observamos además el Santo Domingo Romanceado, que como su propio nombre indica es una forma más de musicalizar un romance. En La Palma es un sobrenombre que se le da al Jila-jila y a otras danzas de pastores, al parecer sin referencias a Santo Domingo en la letra. Algo parecido ocurre en El Hierro, donde es el nombre de la pieza instrumental que acompaña al Baile de La Virgen. Por último, en Gran Canaria se observan al menos tres variantes. Una en El Carrisal de Ingenio, otra en Agüimes y una más generalizada presente en casi toda la isla. Las tres están vinculadas al folklore de cuerdas y se interpretan junto a géneros de llegada más tardía como las Folías o las Malagueñas. Como conclusión en el Santo Domingo vemos representado ejemplarmente el gran abanico de paradigmas que puede abarcar un género musical a través de los siglos. Sirviendo eventualmente al propósito de lo ritual, lo festivo, lo romancístico y lo amoroso.